EUROPA
PRESS
5
septiembre 2016
Un estudio muestra que fumar reduce la ingesta de calorías,
posiblemente por su efecto sobre los niveles de la hormona grelina
(también conocida como la hormona del hambre). El trabajo, presentado este
lunes en el Congreso de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias, fue
realizado por Konstantina Zachari
y sus colegas, de la Universidad Harokopio de Atenas,
Grecia, en colaboración con la Escuela de Medicina de Atenas.
El
tabaquismo y su abandono están relacionados con el cambio de peso, de forma que
las personas que logran dejar de fumar aumentan de peso, mientras que los
fumadores actuales tienen menos probabilidades de ser obesos que los no
fumadores. Los adolescentes, en su mayoría niñas, puede que empiecen y
continúen fumando para controlar el peso corporal.
Así, el
aumento de peso después de dejar el tabaco (PSCWG, por sus siglas en inglés;
con un incremento de peso alrededor de 10 kilogramos en más de cinco años), es
un factor importante que desmotiva a las personas, principalmente a las
mujeres, a dejar de fumar y es una razón común para recaer. Hasta ahora, había
resultados confusos sobre las hormonas y los mecanismos implicados
relacionados.
El
aumento de la ingesta de alimentos y el ritmo básico metabólico (??R, por sus siglas en inglés) tras el cese del hábito de
fumar pueden estar involucrados. Por lo tanto, PSCWG es un factor muy
importante que tiene que abordarse con el fin de aumentar las tasas de abandono
del tabaco y reducir las tasas de recaída. El objetivo de este estudio fue
examinar el efecto agudo de fumar y su abstinencia en la ingesta dietética, los
sentimientos subjetivos y las hormonas relacionadas con el apetito.
Una ingesta de 152 calorías menos por fumar
Los autores
realizaron un pequeño análisis aleatorizado, cruzado,
con 14 hombres sanos que participaron en dos ensayos tras la abstinencia
durante la noche de fumar y comer: C-cig, en el que
fumaban dos cigarrillos de su marca y S-simulado (control), en el que sostenían
un cigarrillo como si fumaran pero sin encenderlo. Cada ensayo duró 15 minutos
y después de 45 minutos, los participantes comieron libremente una variedad de
aperitivos.
Los
investigadores registraron la ingesta alimentaria y en los puntos de tiempo
estándar (t = 0 min, t = 60 min,
t = 150 minutos), sentimientos del apetito (hambre, saciedad, deseo de comer) y
ansia de fumar. Recogieron también muestras de sangre y analizaron diversas
hormonas incluyendo la obestatina, la grelina, GLP-1, CCK y la insulina.
Los
científicos encontraron que fumar tenía un efecto agudo sobre la ingesta
dietética, reduciéndola en 152 calorías, un resultado estadísticamente
significativo. No hubo efecto de la intervención en la preferencia del gusto
(alimentos dulces o salados) o la ingesta de macronutrientes, pero se vio un
efecto del tiempo de intervención en la concentración de grelina
en plasma (de significación estadística marginal), con una concentración de grelina inferior en los 60 minutos después de S-simulación,
lo que indica mayor plenitud y consumo de alimentos después de la parte
S-simulación del estudio. No hubo efecto de la intervención en los sentimientos
del apetito, la obestatina, CCK, GLP-1 y la insulina.
Zacchari resalta:
"En nuestro pequeño estudio, detectamos que fumar tenía un efecto agudo en
la ingesta de energía que podría estar mediado por alteraciones en los niveles
de grelina. Se necesita más investigación para
estudiar si estos resultados se repiten en una población de estudio más amplia.
También tenemos que investigar otros potenciales mediadores biológicos y la
manera de equilibrar el aumento de peso al dejar de fumar con el fin de lograr
tasas más altas para dejar de fumar y reducir las tasas de recaída".